Este jardín ubicado en el sector de Lo curro, en Santiago, ha dado nueva vida a un espacio verde que ha existido durante muchos años. Este proyecto de transformación introduce elementos de agua y estructura, fundiéndolos armoniosamente con la naturaleza circundante.
Piletas de agua, elementos tranquilos y refrescantes, se han diseñado cuidadosamente para añadir movimiento y sonido, creando un ambiente sereno que invita a la contemplación. Estas piletas, con sus aguas claras, reflejan la luz del sol y el cielo azul, creando un juego de luces y sombras que añade profundidad y dimensión al jardín.
Muros elegantes y sencillos emergen entre la vegetación, no solo como elementos divisorios o de contención, sino como lienzos en blanco que destacan la belleza de las plantas que los rodean. Estos muros, a veces adornados con enredaderas o musgo, se integran perfectamente en el paisaje, proporcionando estructura sin sobrecargar el espacio.
La elección de vegetación exótica lleva este jardín a un nuevo nivel de esplendor. Plantas con hojas grandes y follajes exuberantes capturan la atención, creando puntos focales a lo largo del jardín.
La interacción entre el agua, la arquitectura y la vegetación exótica en el jardín crea un oasis urbano, un refugio tranquilo en medio de la ciudad.