Proyecto

En el sur de Chile, en el sector de Ilihue, cerca del Lago Ranco, se extiende un jardín de singular belleza, trazado sobre un terreno marcado por un fuerte desnivel. Este jardín se divide en dos zonas principales, cada una con su carácter y encanto únicos. En la parte más elevada, el terreno se ha conservado creando un pequeño bosque que mezcla especies nativas e introducidas. Senderos sinuosos se abren paso entre la densa vegetación, invitando a explorar y descubrir rincones secretos, donde la luz del sol se filtra a través de las copas de los árboles, creando un juego de luces y sombras que varía con el paso de las horas.

Descendiendo hacia el lago, el jardín se transforma. Frente a la casa, una amplia pradera se extiende hasta las mismas orillas del Lago Ranco, ofreciendo vistas panorámicas del paisaje acuático y montañoso. En esta zona, el diseño del jardín se ha planificado con esmero, integrando especies arbustivas y florales que destacan por su coloración otoñal. Los rhododendros, en particular, juegan un papel protagónico; sus flores, que van desde el rosa suave hasta el lila intenso, añaden pinceladas de color vibrante que contrastan con el verde de la pradera y el azul del lago. Otras especies arbustivas se entremezclan, creando una paleta de colores otoñales que evoluciona a lo largo del año, ofreciendo un espectáculo cambiante y siempre sorprendente.

Este jardín, en su conjunto, representa un equilibrio perfecto entre la intervención humana y la naturaleza. Así, el jardín en el sector de Ilihue se convierte en un refugio para el alma, un lugar donde la belleza de la naturaleza del sur de Chile se manifiesta en toda su esplendor.